Soñaba con trabajar en los mejores bancos y fondos de inversión del mundo. Pero pronto descubrí una dura realidad: sin contactos influyentes o una educación en una universidad de élite (y la deuda que ello implica), las puertas no se abren con facilidad.

Sin embargo, no me detuve. Me abrí camino en dos instituciones clave: Santander y OVB Allfinanz, donde combiné gestión patrimonial con análisis financiero. Durante más de seis años, aprendí desde adentro cómo las instituciones financieras multiplican su riqueza y, al mismo tiempo, cómo el ciudadano común es quien termina pagando por ello.

Obtuve una Maestría en Finanzas y me certifiqué como Asesora Financiera ante la CNMV en España, donde desarrollé la mayor parte de mi carrera. Pero algo me inquietaba profundamente:

📌 Todos los días analizaba los movimientos financieros de uno de los bancos más importantes del mundo, mientras a mi alrededor nadie sabía cómo funcionaba realmente el sistema.
📌 Las pocas personas que lograban acceder a asesoramiento financiero solo recibían estrategias de venta disfrazadas de consejo.

La industria estaba diseñada para vender productos, no para asesorar con honestidad. Y yo no podía quedarme de brazos cruzados.